Esta mañana paseando por los alrededores de mi casa me he encontrado con esta agradable sorpresa, una Comadreja. Ya la había visto anteriormente, pero no había podido fotografiarla. Hoy y debido, probablemente a la cercanía de su madriguera me ha dejado sacarle algunas instantáneas. Este es el macho, a la hembra no la he podido pillar, se escabullo rápidamente. Aun y así estoy contento con estas pocas fotos que le he podido sacar.
La comadreja es el mustélido más pequeño. Es similar al armiño (Mustela erminea) del que se diferencia en el tamaño y sobre todo en el pelaje. Vive en cualquier hábitat, aunque prefiere los paisajes abiertos, en entornos rurales, con campos, praderas, lindes de los bosques y terrenos baldíos invadidos por la maleza.
Es un animal bastante común. Las comadrejas pueden presentar sorprendentes variaciones de tamaño. Éstas se deben, por una parte, al dimorfismo sexual, ya que las hembras son bastante más pequeñas que los machos y, por otra, a la existencia en las poblaciones de individuos de tamaño muy reducido, considerados hasta hace poco como pertenecientes a una especie autónoma.
Es abundante en entornos rurales, donde suele ser vista en la cercanía de muros de piedra, setos, montones de leña, en paisajes mixtos con prados, cultivos y bosques, que son ricos en micromamíferos.
Su minúsculo tamaño no le impide capturar presas mayores que ella, como ratas, ratones y topillos, roedores a los que sorprende introduciéndose en sus propias madrigueras en las que cabe gracias a su extremada finura.
A pesar de su pequeño tamaño, es un mustélido bastante agresivo, siempre dispuesto para un ataque. Es tal su agresividad que un observador cuenta haber visto a un milano lanzarse al suelo y haber capturado un ejemplar de comadreja. Poco después remontó el vuelo. Para sorpresa del observador, el vuelo del ave se hizo vacilante y no era propio de aquella rapaz un vuelo tan poco elegante. Instantes después, la rapaz cayó al suelo, inerte.
El hombre se acercó y pudo ver como el listo mustélido se había librado de una muerte segura. Ahora se alejaba arrastrándose. Una proeza así le extrañó mucho al observador, que entre los restos del ave, pudo observar una más que notable rotura del huso del cuello. Esto es, indudablemente, el fiel reflejo de superación que tiene un pequeño mamífero como este.
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